Marruecos es una encrucijada entre Europa y África, bordeada por las aguas del Mediterráneo y abierta a la inmensidad del Atlántico. Es el "país del lejano poniente", un destino lleno de contrastes, con dos milenios de historia y que merece la pena descubrir.
Marruecos es un país milenario, heredero de siglos de tradición. Sin embargo, en el Reino no hay nada prefijado. Su cultura está viva y la encarnan día tras día los pequeños gestos cotidianos, las fiestas, los rituales y las costumbres. Pasear por las ciudades y los pueblos, entre las callejuelas estrechas de sus cascos antiguos. Permite estar muy cerca de la gente y hacer intercambios con ellos. Seguro que algún marroquí te invita a compartir un té verde con menta: allí todo es ceremonioso y reina la hospitalidad.
También podrás descubrir toda una serie de costumbres. Marruecos y sus habitantes evolucionan al ritmo del arte de vivir mediterráneo reconocido por la UNESCO, un conjunto de prácticas, platos o símbolos que forman parte de su día a día y que te encantarán.
La fiesta también predomina en Marruecos y va marcando el paso de los años. La gente se reúne por los famosos moussem, unas manifestaciones religiosas y festivas. No te pierdas el deTan-Tan, especialmente famoso y considerado desde 2008 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Descubre también el Festival Gnaoua de Essaouira.
Todas estas manifestaciones son una gran oportunidad para que entres en contacto y convivas con las distintas culturas que conforman la diversidad y la riqueza propias de Marruecos.
Esto es solo una visión general sobre las culturas que siguen existiendo en Marruecos. Recorre el país y descubre estos pequeños tesoros de su patrimonio inmaterial.
En estas tierras en las que convergen las influencias, descubrirá los vestigios de las mayores civilizaciones mediterráneas: al norte del país se alzan las ruinas romanas de Volubilis; en Rabat, algunos restos arquitectónicos son testigos de la antigua presencia francesa.
Los tesoros de las civilizaciones musulmanas se encuentran por doquier a la espera de que los descubra: la Kasbah de los Oudayas, las verdes extensiones de los jardines de la Menara… en todo el país existen ejemplos de la liberalidad de las dinastías que se fueron sucediendo.